—No hagas nada desesperado o estúpido —me ordenó, ahora sin mostrarse
distante—. ¿Entiendes lo que te digo?
Asentí sin fuerzas.
Sus ojos se enfriaron y volvió a mostrarse distante.
—Me refiero a Charlie, por supuesto, te necesita y has de cuidarte por él.
Asentí de nuevo.
—Lo haré —murmuré.
Él pareció relajarse, pero sólo un poco.
—Te haré una promesa a cambio —dijo—. Te garantizo que no volverás a
verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida
sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.
Las rodillas debieron de empezar a temblarme en ese momento porque de
repente los árboles comenzaron a bambolearse. Oí el golpeteo de mi sangre más - 47 -
rápido de lo habitual detrás de las orejas. Su voz sonaba cada vez más lejana.
Sonrió con amabilidad.
—No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un auténtico colador. A
vosotros, el tiempo os cura todas las heridas.
...Como si nunca hubiese existido. Menuda locura. Aquélla fue una promesa que él
no podía mantener, una promesa que se rompió tan pronto como la hizo.
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